Camilo Venegas,
Campo de Texto
El sábado en la mañana las portadas de los medios impresos de República Dominicana tenían algo en común. Por eso me entusiasmé a comentarlo en mi muro de Facebook: “Ninguno de los periódicos reseña la campaña por el 4% ni lo que sucederá el lunes. Esa es una de las razones por la que los medios tradicionales pierden cada vez más terreno. Entre los intereses de sus propietarios y la abulia de sus redacciones, están perdiendo el norte y cediendo su espacio (y su rol) a las redes sociales”.
Hoy, en cambio, el panorama fue diferente. Ya les fue imposible ignorar el impacto de lo que estaba pasando. El Día tiñó su primera plana de amarillo y su director, Rafael Molina Murillo, en el lugar del editorial dejó un espacio en áureo. Con mayor o menor destaque, todos los periódico lo reseñaron. Pero fue el Diario Libre quien puso una rara nota discordante, dejando claro que los que están al frente de su línea editorial no entienden el cambio que ha producido la Web 2.0 en los medios de comunicación y en la sociedad.
Lo primero que asombra a Diario Libre es que el movimiento a favor de que se cumpla la Ley y el Estado dominicano invierta en educación el 4% de PIB, no sea auspiciado por “los tradicionales dirigentes de sindicatos, políticos, trabajadores, o personas de los barrios marginados, empresarios, profesionales, religiosos y representantes de la clase media y alta de la sociedad”. En realidad, todos esos que se mencionan ahí están involucrados en la campaña, lo que pasa es que ya no necesitan a los diarios para expresarse y es eso lo que tiene a los editores de Diario Libre desconcertados.
Luego, en su columna, el director parece más preocupado por las comunicaciones del Gobierno que por el hecho social en sí. Adriano Miguel Tejada dejó para el final lo más inexplicable de sus palabras: “Lo más irónico de todo es que la lucha es dirigida por personas de clase alta y media que tienen sus hijos en colegios privados o han estudiado en esos centros de élite”. ¿No será justamente eso, la educación privilegiada que han recibido, lo que les da la posibilidad de advertir lo que otros, por permanecer en la oscuridad, no pueden ver?
El editorial del Diario Libre del Lunes Amarillo demuestra dos cosas: Primero, lo despistados que están muchos medios dominicanos del momento que se vive en las comunicaciones. Segundo, que los diálogos ya no solo se establecen entre los que tienen el poder y los que tienen para pagar una imprenta. Una cuenta de Facebook o de Twitter es gratuita, pero puede ser tan efectiva como un costoso edificio con una abultada redacción.
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